En marzo de 2020, cuando la pandemia de COVID-19 comenzó a paralizar gran parte de la sociedad, el mundo se enfrentó a la escasez de la cadena de suministro en todos los ámbitos. En EE. UU., la escasez de productos más memorable fue la de papel higiénico. El cambio repentino del trabajo en la oficina al trabajo a distancia se correspondió con un descenso de la demanda del papel higiénico comercial que proporcionan las oficinas y un aumento de la demanda del papel higiénico normal que se puede comprar en cualquier tienda. Cuando los medios de comunicación informaron de que la estanterías se estaban vaciando, la gente empezó a comprar por pánico, lo que agravó el problema. Muchas tiendas limitaron el número de rollos que se podían comprar al día.
La pandemia ha contribuido a problemas en la cadena de suministro en organizaciones de todos los sectores, incluidos los fabricantes, los minoristas, los proveedores de telecomunicaciones y las empresas de energía, entre otros. Pero la COVID-19 no es la única causa del caos en la cadena de suministro. Al enfrentarse a retos que van desde cuestiones geopolíticas hasta el cambio climático, los profesionales de la cadena de suministro necesitan un multiplicador de fuerza para adaptarse a las condiciones rápidamente cambiantes. Aquellos que puedan adaptarse ganarán ventaja sobre su competencia
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